martes, 27 de septiembre de 2016

UN POCO DE HISTORIA



Esta placa dice:
"Hércules me edificó
Julio César me cercó
de muros y torres altas
y el Rey Santo me ganó
con Garcí Pérez de Vargas"
Hércules en la fachada
del ayuntamiento
Julio César en la fachada
del ayuntamiento

















Sevilla es una ciudad milenaria. Cuenta la leyenda que fue la capital de la mítica Tartessos y que fue fundada por Hércules, y la Historia cuenta que uno de sus primeros alcaldes fue nada menos que Julio César, que hizo construir el Foro Nuevo y nuevas murallas.

Dos grandes emperadores romanos (Trajano y Adriano), nacieron en Sevilla. Después de romana, Sevilla fue visigoda, bizantina y mora, y fue saqueada por los vikingos allá por el año 1000.

El rey San Fernando la reconquistó para los cristianos en 1248 y la convirtió en capital de su reino de Castilla.

La iglesia de Santa Catalina, donde el minarete y el mirhab
de la antigua mezquita pueden verse junto al pórtico gótico
Esta mezcla de culturas todavía se puede ver en sus edificios y en sus calles. Muchas de sus iglesias fueron templos pre-romanos y después templos romanos, más tarde, se convirtieron en iglesias paleo-cristianas, se convirtieron en mezquitas tras la conquista musulmana, y la reconquista las convirtió de nuevo en iglesias. Esto quiere decir que llevan milenios siendo lugares de culto de distintas religiones


En los tiempos de la conquista de América, fue designada "metrópolis", es decir, ningún barco podía zarpar hacia las Indias si no era desde el puerto de Sevilla; ningún barco podía llegar de América sin atracar en el puerto de Sevilla.

Sevilla en el siglo XVI



Todo el comercio del Nuevo Mundo pasaba por Sevilla. Todo el oro y la plata de América venían aquí y eran distribuidas desde aquí al resto de Castilla, de España y del Imperio. Todos los conquistadores, los colonizadores, los emigrantes, tenían que viajar desde Sevilla.

Esto convirtió a la ciudad en la capital comercial del mundo durante dos siglos, y la dotó de una riqueza sin par. Comerciantes y hombres de negocios de todo el mundo vinieron a establecerse en Sevilla.

Hasekura Tsunenaga, Embajador del
Emperador de Japón en 1613

En 1613 llegó incluso una embajada del Emperador de Japón y, después de visitar Toledo, París y Roma, muchos de sus miembros se establecieron aquí para siempre. De ellos descienden todos los sevillanos que se apellidan Japón.


La prosperidad de esta época aún se puede ver en la riqueza y belleza de muchos de sus edificios y de sus jardines.

De aquella tiempos son grandes edificios civiles, como el ayuntamiento. El actual Parlamento de Andalucía fue durante mucho tiempo el hospital más grande de Europa con el nombre de "Hospital de las Cinco Llagas".

Son de la misma época el Archivo de Indias, el Palacio de San Telmo (que fue Escuela de Marinos de la Ruta de las Indias durante los siglos XVI y XVII), el Hospital de la Caridad, la Casa de la Moneda (hoy en ruinas) o los riquísimos palacios privados de las grandes familias sevillanas, como la Casa de Pilatos (residencia de los Duques de Medinaceli), la Casa de las Dueñas (residencia de los Duques de Alba), o la Casa de la Condesa de Lebrija. Todas ellas guardan tesoros artísticos incomparables, y todas se pueden visitar, al menos en parte.

Iglesias, palacios y museos albergan obras artísticas de gran valor. Grandes pintores como Murillo o Velázquez comenzaron sus carreras en Sevilla y recibieron encargos de nobles y de conventos de la ciudad. Además, los grandes imagineros barrocos, como Martínez Montañés o Juan de Mesa, realizaron sus trabajos por encargo de las Hermandades de la ciudad, y aún pueden verse en los altares de las iglesias o en la calle durante las procesiones.

Pero en el siglo XVII el Puerto de Indias se trasladó a Cádiz, y Sevilla entró en una profunda decadencia de la que no se recuperó hasta el siglo XX.

La Exposición Ibero Americana de 1929 y la Exposición Universal de 1992 revitalizaron al ciudad y la convirtieron en lo que es hoy.